En Marruecos, la basura suele terminar amontonada en las afueras de la ciudad. Sustancias tóxicas se filtran por el suelo y contaminan el agua. Es una pena, y es también innecesario, porque “los basureros marroquíes son una mina de oro”, afirma el empresario Noureddine Gribi.
la industria y basura en general
Gribi trabajó en Holanda en el procesamiento de residuos, y a inicios de este año abrió una empresa en la localidad marroquí de Kenitra. Allí se procesa aceite usado, pero también planean reciclar residuos de la agricultura, la industria y basura en general.
Cuando Noureddine Gribi (41) hace unos años comenzó a profundizarse sobre la sustentabilidad en Marruecos, era poco lo que se hacía al respecto en ese país. Gribi quería aplicar la pericia adquirida en Holanda a un proyecto en Marruecos: “ya que de los residuos se retiran muchos materiales para reciclarlos, lo que resta es más fácil de procesar.”
Luego de años de pruebas con varios altibajos, pudo a comienzos de este año inaugurar su empresa. Su Fundación Lina se encarga de recoger el aceite de cocina utilizado en los restaurantes, para que luego su empresa Mano se encargue de procesarlo. El resultado final es biocombustible. La última fase del proceso continúa realizándose en Holanda, pero el objetivo es trasladar esta actividad también a Marruecos.
Más ecológico
Gribi afirma ser pionero en Marruecos en el procesamiento de aceite usado. Él y su compañera Ruud van Helvert ambicionan hacer de Marruecos un país más ecológico: procesar los residuos de la agricultura, del sector artesanal y del industrial, es un primer paso.
Noureddine Gribi nació en Marruecos, en la localidad costera de Kenitra, pero se crió en la provincia holandesa de Brabante. Trabajando como montador de instalaciones de biogás, despertó su interés por las energías limpias.
Lento pero seguro, la sustentabilidad se fue transformando en una afición, más aún al enterarse de las muchas posibilidades en este terreno en Marruecos. Comenzar a hacer negocios en su país natal no se vio exento de dificultades.
los basureros marroquíes son una mina de oro
No tenía suficiente conocimiento sobre la legislación, la forma de comunicarse o las relaciones interpersonales.
Hoy día se siente como pez en el agua. “¿Conocen la expresión `ustedes tienen los relojes, pero nosotros el tiempo´?” Aquí veo la calidad de vida en la manera de comer, en el trato con la gente. Aquí la gente está más relajada, no es tan dura como en Holanda. Y siempre hace falta recibir sol, la cultura al aire libre me hace bien.”
Una de las ventajas de sus antecedentes holandeses, es que en Holanda tuvo la posibilidad de trabajar con gente de diferentes culturas. Le gustaría poder brindar la misma experiencia a sus empleados marroquíes. “Se muestran dispuestos a aprender otros idiomas, pero no han tenido contacto con otras culturas, lo que es una lástima.
Me gustaría que mis empleados hicieran prácticas en una empresa holandesa de procesamiento de residuos, pero no sé si será posible obtener una visa.”
Informal
Llama la atención la informalidad con que Gribi trata a sus dos empleados. Para Marruecos, donde las jerarquías importan, se trata de algo inusual. “Es importante darse con la gente y mostrar interés. Hay que invertir en el personal que mantiene todo en funcionamiento. Son ellos los que asegurarán el éxito de la empresa.”
Gribi tiene ideas claras sobre cómo hacer negocios. Su consejo a los empresarios interesados en Marruecos: invertir en tiempo, y no en dinero. Conocer el país. ¿Le gusta? ¿Se imagina pasar seis meses al año allí? ¿Está abierto a otras culturas, o prefiere imponer su opinión? Empresarios arrogantes de traje y corbata que vienen con una presentación powerpoint, y con una actitud de tómelo o déjelo, mejor que se queden en casa. Marruecos no tiene tiempo para ellos.